¿Se debe capar a los acosadores?

El sexo está sobrevaluado. Viendo lo miserable que es la gente, -a pesar de su presunta hiperactividad sexual- no se necesita mucho para poner en duda algunos dogmas sobre el sexo. Por otra parte, si es tan importante, ¿por qué se mantiene en la sombra la práctica sexual que más satisfacción proporciona, la masturbación?
Parece que el sexo está más en la cabeza que en otra parte. En el acoso la mayor actividad y la más trascendental tiene lugar en la cabezota del acosador, en sus patéticos contenidos mentales, en su obsesión con el poder, en su odio a sí mismo que le impide respetar a los demás. El acosador es un sociópata, es mentiroso compulsivo, es sado-masoquista, cleptómano, pedófilo y otras bellezas. Todas esas acrobacias surgen en su fantasía retorcida. De ahí que lo peor de todo es que los acosados cuando el depredador se sale con la suya, tienen más que todo mal sexo, sexo baboso, sexo de pésima calidad. Escribo estas palabras pensando en Harvey Weinstein, el productor de cine denunciado en estos días por sus hazañas dentro de esta forma de delito.
Muchas actrices son especialmente vulnerables. Ese momento difícil entre películas, sin que las deudas se tomen un descanso. Weinstein es un apellido que he visto bastante en los créditos de muchas películas. El que ellas trabajen y se mantengan trabajando es el contenido de su poder. Con el tiempo ese poder lo ha acercado a Dios, por lo menos en su cabeza de cerdo (no es un Adonis, tiene frente estrecha, cicatrices en la piel del rostro y cuerpo de mono, de gorila). El gorila sabe que son vulnerables, que un “favorcito” que le hagan las divas vacilantes soluciona sus preocupaciones y sus insomnios. Y actúa, se aprovecha, para alimentar esa sensación de dios y compensar por –probablemente-una infancia y adolescencia muy desgraciadas. Todo lo que puede sufrir el gordo del curso.

¿Sexo malo y baboso por un contrato? Entonces la diva se enfrenta a lo que desde tiempos inmemoriales han enfrentado las mujeres ante los poderosos obsesionados con hacer sentir su poder y con desquitarse de la vida traicionera.

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