Literatura apocalíptica, he ahí el género de Patricio Pron


A lo mejor yo yerro del todo el tiro y un libro como El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia obedece a cierta necesidad, es relevante, vale la pena.
¿Pueden los libros movilizar nuestra conciencia frente a un hecho concreto de implicaciones políticas y sociales? En el marco de esta cuestión, admitamos que esta movilización se consigue más claramente por otros medios. Otro tipo de discurso, de la clase del ensayo histórico o de la crónica, tiene muchas posibilidades de ponernos ante una catástrofe histórica y conducirnos a una conciencia amplificada del devenir, de los hechos históricos, sus actores y sus efectos. Sin embargo, -un ejemplo es Patricio Pron, autor del mencionado texto-los escritores de ficción pueden ceder a una actitud mesiánica: la de entonar un discurso dirigido a “concientizar”….es una situación compleja: cualquier ampliación de la conciencia, si la ambición es que sea duradera y sincera, debe partir de los propios recursos, es algo utópico que sea mediada por un libro (¿no era la ambición del panfleto y sus afines?).
En El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia se percibe la mano de un escritor dotado, de un hombre que ha reflexionado sobre su país, Argentina, su tragedia histórica (la misma de todos los países latinoamericano, la misma de todos los países de la periferia capitalista, hoy convertida en catástrofe masiva por la globalización), la literatura, la literatura ante los desastres históricos, ficción y realidad, que no son sino algunos temas de un repertorio que condiciona las opciones de los escritores de ficción hoy, tampoco tan reciente.

En el marco de lo anotado, es dudoso el beneficio que el libro obtenga de presentarse como una “novela”. Pertenece a algo que actualmente es objeto de fascinantes estudios y hermenéutica: la literatura apocalíptica. Aún podríamos calificarlo de profético, en el sentido que incluye muchos rasgos especiales del texto profético, no solamente la enunciación de hechos venideros o la anunciación de un juicio cósmico. Maneja un repertorio de elementos escatológicos típicos de los “apocalipsis”, destacándose la convocatoria de los espíritus difuntos. El hálito del extinto padre de Pron, Chacho Pron, es constante y a través de él, de otros muertos a cuyo llamado acude el texto, que entonces podemos leer como un acto de piedad con muertos cuyo reposo, por algún error ritual, se halla diferido.

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