Cultura: el caso Borges
Una de las empresas más absurdas de este tiempo es querer
erigir una cultura sin libros. Jorge Luis Borges con su ministerio de lo
libresco indicó un método a seguir para liberarnos del oscurantismo y la
superstición. Nunca se podrá decir que se ha leído demasiado. En este contexto
leer es un actividad civilizada que arranca desde el mismo sistema del
PARATEXTO, todo aquello que alienta alrededor del texto, que no es el texto
pero que lo encuadra, lo facilita, lo acerca. El paratexto es un sistema de
mediaciones que dirige la mirada hacia el libro, que lo visibiliza en medio de
las otras actividades. En este sentido podemos decir que la biblioteca es un
elemento paratextual. La emoción por los elementos paratextuales preside el
trabajo de lectura, el trato íntimo con el libro del cual hizo Borges la enseña
de su existencia. Cultura, es primero que todo, trato constante y amoroso con
los libros, consulta cotidiana, como el que lanza los palillos del I CHING
todos los días para desentrañar el comportamiento que debe observar.
La fobia al libro es intrigante, pero difusa. Ocurre en
muchos niveles de lo social. Entendemos que el delincuente sienta odio por los
libros sobre jurisprudencia y los códigos y textos de las ciencias jurídicas. El que odia
la soledad, se fastidia con el libro y el recogimiento que este exige. De todas
maneras los que detestan los libros son legión. Se convierten en tramposos
cuando disimulan su alergia libresca y presentan una fachada de lectores
aventajados. Ese disimulo de tantos politicastros que se hacen tomar la
fotografía con la biblioteca de fondo. Cómo lo entiende el pobre fotógrafo,
siempre guiado por el figurón hacia la bruñida estantería en donde están
secuestrados los libros. Y ese figurón es el emblema del absurdo empecinamiento
de erigir una cultura sin recurrir a libros.
Solo la promiscuidad libresca, el trato con ese objeto precioso,
desemboca en cultura, la única posible. Borges era un artista preciso y visionario,
pero además era un lector sin mezquindades, una persona que sumaba a sus rasgos
específicos una cosa llamada cultura. No la hubiera podido tener en plenitud
sin la práctica de la lectura en uno o varios idiomas adicionales al idioma de
cuna. En el caso de Borges su conocimiento del inglés fue premisa de su
experiencia dilatada de la literatura que suele extrañarse en otros escritores,
a los cuales podemos permitirnos llamar ingenuos. Es uno de los defectos de
nacimiento de la cultura y la literatura colombianas: la modesta lectura de sus
figuras en inglés. Hay excepciones heroicas. Pero cuán distinto sería el
panorama si los excepcionales fueran aquellos que –o ingenuidad-deciden que se
las pueden arreglar así: en oscuridad total sobre una de las lenguas más
importantes como soporte de la cultura, la única que vale una vez dejas tu
tribu, la cultura letrada.
Caramba, némesis del libro, no sólo enfrentais los libros en
vuestro idioma natal, también los libros en francés, inglés, portugués…
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